Con destino a la Luna / Destino... la Luna |
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La película | El doble cardán | Profundidades de salón | Anécdota | Ficha técnica |
Pasear por la luna ha sido uno de los recurrentes sueños
de la humanidad que el cine ya recogió desde sus mismos orígenes (cf.
Le Voyage dans la Lune, 1902, de Georges Méliès). Con Destination Moon, la primera película en color de ficción científica, se pretendió hacer un documental realista de como podría ser el primer intento de alcanzar su superfície. La idea original fue de Robert
A. Heinlein (1907-1988), escritor estadounidense de ciencia
ficción, ya consagrado por aquel entonces, que se asoció con el
guionista de Hollywood "Rip" van Ronkel (1908-1965), con el que
desarrolló un primer guión basado en la novela del primero "Rocket
Ship Galileo" (1947). George Pal (1908-1980), entusiasmado con la idea, fue el
productor que recogió el testigo y decidió embarcarse en una costosa
aventura que les llevaría más de dos años. Principal impulsor
del film, tuvo que sortear los numerosos problemas económicos que
estuvieron a punto de dar al traste con el rodaje. El director seleccionado fue Irving Pitchel (1891-1954),
sin embargo las crónicas de la película lo mencionan muy poco,
parece que las visicitudes del rodaje estaban más en manos de los
técnicos, y que los efectos especiales y decorados pesaban más en la
producción que la propia narración o el trabajo artístico de los actores.
Probablemente este desequilibrio entre arte y técnica condicionara
el resultado final: una película impactante por su realismo que marcó
un antes y un despues en el cine espacial, pero de trama lineal, monótona,
sin intriga, digamos una película aburrida.
Por otro lado Robert Heinlein ya había escrito por aquel
entonces numerosos relatos ambientados en naves espaciales o
sobre la superficie de la luna, en los que se enfrentó con trayectorias
balísticas, caida libre, alunizajes, etc. y tenía formación técnica
además en mecánica, resistencia de materiales y trajes presurizados
para aviadores, por lo que también su asesoría técnica fue útil
durante el rodaje. Otro pilar de la película fue el pintor Chesley Bonestell
(1888-1986), astrónomo aficionado y coautor con Willy Ley
y von Braun de varios libros de divulgación sobre viajes espaciales.
Bonestell diseñó los decorados de la superficie lunar (según
las vigentes, pero erróneas, concepciones de la época) y las vistas
de la Tierra desde el espacio. Como anécdota, Bonestell, hizo modificar
el guión para que el alunizaje se produjera en el cráter Harpalus,
pues el previsto en el cráter Aristarco hubiera dejado a la Tierra
fuera de cámara por el ángulo que formaría entonces con el horizonte
lunar (ningún espectador se hubiera apercibido del detalle, pero
aquellos eran otros tiempos ...). En el equipo de rodaje se creó una atmósfera de estudio
y discusión sobre cohetería y viajes espaciales, los técnicos
de filmación leían libros especializados y discutían en los descansos
sobre astronáutica. La precisión llegó al máximo con la planificación
del viaje espacial: tanto los tiempos como las distancias de las
trayectorias fueron minuciosamente calculados teniendo en cuenta
la masa teórica de la nave espacial Luna, y la órbita
descrita fue la calculada por el Dr. Robert S. Richardson, del observatorio
de Monte Palomar, sin embargo en la película no se explicitan los
cálculos, sólo se ve el resultado de todo ello. Las maquetas animadas
de Abbott sobre las vistas de Bonestell para el despegue desde la Tierra
y el posterior alunizaje se ajustaron perfectamente a la "realidad".
No es de extrañar que alguno de los técnicos de la NASA que hizieron
posible los primeros viajes a la luna tuvieran en esta película
una de las fuentes de su vocación profesional. Por la dificultad de explicar algunos aspectos técnicos,
se recurrió al recurso pedagógico de los dibujos animados, incluyendo una
secuencia de animación del Pájaro Loco (Woody Woodpecker), a cargo de su
padre, Walter Lantz (1900-1994).
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De todos los efectos especiales,
artilugios y trucos usados en la filmación de Destination
Moon el más impresionante fue el set de grabación
del interior del habitáculo de pasajeros de la nave espacial Luna.
Se montó en el interior del estudio 3 de Las Palmas Avenue, en Hollywood. El gran juguete de Lee Zavit
y su equipo reproducía íntegro el interior del cubículo de
la espacionave, en un pesado decorado a tamaño natural, de estructura
metálica, cilíndrico y cerrado. Las paredes estaban formadas por
paneles desmontables que permitían asomar la cámara desde cualquier
ángulo. El aparente hacinamiento de los cuatro astronautas fue real,
los actores quedaban encerrados en el decorado.
Para conseguir los efectos de la ingravidez
en caída libre sobre los astronautas se montó, a su vez, el
decorado cilíndrico dentro de un gigantesco doble cardán de
acero de tres pisos de altura, que permitía girar el conjunto
en cualquier dirección. Así un actor parecía flotar al salir de
su hamaca de aceleración, estar sentado en medio de una pared o andar
por las paredes circulares como si nada. ¿Recuerdan a Fred Astaire,
un año después, bailando "Your're All the World to Me" por las paredes
y techo de una habitación en Bodas reales (Royal Wedding,
Stanley Donen, 1951), o a la azafata paseando 180º, impertérrita,
en 2001 Una odisea en el espacio (2001: A Space Odyssey,
Stanley Kubrick, 1968) o el footing-traveling de
360º de la misma película?. Bién, éstos impresionantes efectos posteriores
sólo trabajan en un único plano, el decorado se monta en una estructura
circular que gira sobre un único eje, mientras que los cardanes de Lee
Zavit permitían la orientación del decorado en cualquier dirección del
espacio. La cámara estaba instalada también en
un cardán, para poder girar como el decorado, y montada sobre una gigantesca
grúa para poder alcanzar el altísimo plató móvil . Lo aparatoso y costoso de este monjaje llamó la atención del mismísimo Cecil B. de Mille, que se pasó por el estudio a verlo funcionar. Los efectos de la alta aceleración
durante el despegue se consiguieron con un complejísimo sistema de vejigas
hinchables bajo las colchonetas de las hamacas, que al desinflarse
bruscamente, daban la sensación de que los astronautas se hundían
en ellas por la gran aceleración. Se inflaban después al cesar el supuesto
empuje de los cohetes de la nave. Para simular la deformación
de los rostros sometidos a la alta aceleración se recurrió a la
combinación del buen hacer de los actores y el maquillaje con prótesis
que eran estiradas desde atrás.
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Paseos espaciales en Las
Palmas Avenue El aspecto del vacío exterior estrellado se resolvió cubriendo el fondo del plató con miles de bombillas de faros de automóvil de diferentes intensidades colgadas de cables. La sorpesa surgió cuando
se positivaron las primeras tomas y descubrieron que habían obtenido un firmanento de estrellas blancas con desagradables halos rojos: la emulsión de technicolor utiliza tres capas, una por color primario, y la correspondiente al
rojo queda fuera del plano focal. Para corregir el problema hubo que cubrir cada bombilla con una pantalla de gelatina verde, pero como tanto
la gelatina como las bombillas se fundían contínuamente, los técnicos se pasaron reemplazándolas todos los descansos del rodaje. Los astronautas "flotaban" sobre el plató colgados de alambres,
y cada uno era manejado por varios marionetistas. Para anclar
los alambres cada actor portaba además un pesado arnés metálico dentro
del traje espacial. El conjunto era una compleja maraña de hilos y cables.
Un técnico del estudio tenía como única misión matar los brillos
que aparecían en los cables, y que podían arruinar horas de trabajo,
para lo que tenía que ir de un lado a otro con un palo de 9 metros acabado
en una esponja empapada en pintura. La reedición en formato DVD de la
película (en el mercado estadounidense) se realizó con muy buena calidad
a partir de cintas originales y parece que ha destacado muchos de los
cables que habían permanecido ocultos por el celuloide, así que finalmente
pueden verse a astronautas y naves colgando de aquellos indiscretos
spaghetti.
Otra de las 7 maravillas de Destination Moon
fueron los decorados lunares: "the green-cheese" (el queso
verde). Basándose en los diseños de Bonestell, Ernst Fetgé y Jerry
Pycha reprodujeron la supuesta superficie lunar. Hicieron malabarismos
jugando con la perspectiva, trucando la vista hasta el horizonte y anulando
los efectos de un estudio de grabación oblongo. Se usaron varias maquetas a diferentes escalas de la espacionave
Luna, y en algunas escenas los actores fueron sustituidos
por otros de pequeña talla, representando así estar más lejos de lo
que estaban en realidad:
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La Luna no tiene atmósfera, por tanto la visibilidad es perfecta hasta el horizonte, mientras que en un estudio de filmación de 1950 el ambiente estaba enrarecido por el humo del tabaco, la neblina producida por los arcos voltaicos de los focos y el polvo, así que tuvieron que rodar con las puertas del estudio abiertas de par en par y prohibir fumar para que permaneciera ventilado. Consecuencia: debido al ruido exterior que se colaba por las puertas abiertas el sonido tuvo que ser doblado, con el consiguiente incremento del coste. En 1966 algunas escenas de la película, así como los trajes espaciales, se volvieron a usar en la serie de televisión El tunel del tiempo (The Time Tunnel), creada por Irwin Allen, concretamente para el segundo episodio: One Way to the Moon, estrenado el 16 de septiembre de 1966 (los treinta episodios de la serie se emitieron en TVE los jueves por la noche entre 1967 y 1968). |
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